La filiación como relación jurídica entre padres e hijos es permanente y duradera y determina el estado de familiar, es decir, crea el parentesco, da derecho de los apellidos de los padres a los hijos, genera obligaciones como la de alimento de los padres a los hijos, etc.
Además, es personalísima en cuanto que incluso sirve para identificar a las personas. Se trata de una cualidad extra comercium que es irrenunciable, indisponible e imprescriptible. La defensa de la filiación es una manifestación de la protección de la persona y en ella tiene un papel reducido la autonomía de la voluntad.